martes, 5 de marzo de 2013

3 de MARZO...LA ESCALERA


Ayer, dia 3 de Marzo, hizo en Pamplona-Iruña un día espectacular, con sol e incluso calorcito en las horas centrales del día. Uno de esos días de Invierno en los que te apetece salir de casa y arrinconar la manta y las pelis... 
 
Cumplí con mi propuesta de celebración de la escalera todo lo que pude: callejeo por las calles de la  vieja Iruña, Vermout, comida con amigos, ... San Nicolás, La Estafeta, Navarreria o la Plaza del Castillo se mostraban bulliciosas a diferencia de los días lluviosos y grises que habían padecido. COLOR Y LUZ.

Con el ánimo bien alto, acorde con el día, se me ha ocurrido pensar en esas cosas, no escritas y que son las que más se comentan de los Sanfermines, es decir, esas curiosidades, chanzas, requiebros, ocurrencias y salidas airosas que cada uno de nosotros hemos vivido o hemos ido contar en el transcurso de la fiesta.
 
Algunas de estas ocurrencias se han hecho muy famosas como por ejemplo, EL ENCIERRO DE LA VILLAVESA.
 
En Pamplona, hay costumbre de llamar villavesas a los autobuses urbanos que recorren la ciudad. El origen de este nombre se encuentra en la Compañía "La Villavesa" que realizaba los recorridos interurbanos con Pamplona (1920-1969, aproximadamente) incluyendo la comunicación entre Pamplona y el pueblo de Villava sito a 4,5 km de distancia.
 
Pues bien, a principios de los años 80, llegado el 14 de Julio tras entonar y llorar el Pobre de mi y celebrar el Ya falta menos a lo largo de toda la noche, varios mozos de Pamplona iban de retirada a su casa a eso de las 8h de la mañana. Siendo como era día 15, el transporte urbano había reanudado su servicio normal, y casualidad, una de las villavesas subía desde el Barrio de la Rotxapea, por el recorrido del Encierrillo, y seguía adelante atravesando la Plaza Consistorial. 
 
A esta cuadrilla, viendo la villavesa enfilar la Cuesta de Santo Domingo, le falto tiempo para ponerse delante y citándole con el periódico, salir corriendo a poca distancia, como sí de un mihura se tratase. Hizo tanta gracia que enseguida les acompañaron en este corto recorrido otros mozos trasnochadores. La sorpresa del conductor y de los usuarios que ese día ya habían vuelto a la rutina de sus quehaceres fue mayúscula.
 
El hecho se comentó tanto y causó tanta sensación que al año siguiente a la misma hora, había un nutrido grupo de gente esperando la llegada de la villavesa para iniciar este curioso encierro. Eso si, después de haber entonado  el  A San Fermín pedimos... Se veía que el tema estaba ya más organizado. Tanto es así que este encierro siguió celebrandose año tras año, al principio con un centenar de mozos, para  pasar a ser mas de un millar en cuanto la prensa se hizo eco del acontecimiento (1988).

En el año 1990, por diferentes razones el Consitorio decidió terminar con esta nueva costumbre cambiando el recorrido de la mencionada Villavesa. La respuesta no se hizo esperar y se manifestó en forma de furgoneta "disfrazada" de toro, aprovechando cualquier vehículo que pasar por allí a la hora crucial y má tarde con un ciclista con maillot amarillo como si fuera el mismísimo pentacampeón Miguel Indurain...

A veces ocurre que este tipo de cosas, sobre todo si se mantienen en el tiempo, tienen acérrimos seguidores o bien reciben enconadas criticas, gustan al principio y desagradan después, o tan solo caen en el olvido.

Sea como fuere, por mi parte, me quedo con la ocurrencia inicial, con la espontaneidad de los mozos de esos primeros o segundos sanfermines corriendo delante de la villavesa, con la genialidad de la idea pensada, imagino, cuando ya parecía llegada a su fin una juerga monumental.

 

 

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