VILLA DE LEKEITIO

¡He vuelto a Lekeitio!

 

Siempre que tengo oportunidad, me gusta pasear por esta bonita Villa marinera de la Costa Bizkaina.
 

Intento empezar mi visita por la zona de la playa o del puerto. El mar es para mí como un fuerte imán de relax, calma y emoción. Es un bálsamo que hace que olvide las prisas y preocupaciones rápidamente y que me predispone a disfrutar de las cosas.

En esta ocasión, después de saludar al mar, he dado una vuelta por el Casco Viejo. Lekeitio cuenta con un interesante conjunto histórico como la Iglesia de Santa María de estilo Gótico tardío y algunas construcciones civiles que destacan por sus escudos, herrajes o balconadas.

También es bonito comprobar cómo es la vida del mar a través de las construcciones que se alinean a lo largo del puerto.

 

La Villa ofrece además una variada oferta gastronómica de pescados y mariscos.

Además se mantiene la tradición del txikiteo. Hacia el mediodía, las conversaciones y el buen humor de los Lekeitiarras llenan las calles de bullicio y en los bares se puede degustar además de una amplia variedad de pintxos, un delicioso marmitako de calamar, unas kokotxas  o incluso unos ¡garbanzos en ropa vieja!.


Lekeitio cuenta con una playa cercana al puerto, Isuntza, muy concurrida, de tipo familiar y de aguas tranquilas. Muy cerca de ésta, podemos acceder primero a la playa La Salvaje, junto a la ría, y a muy poca distancia a la playa Karraspio. Ambas pertenecen al municipio de Mendexa.
La Salvaje es muy pequeñita y desaparece completamente con la marea alta pero con mareas bajas permite ver algún congrejo (karramarro) o quisquilla. La segunda es la más amplia, la preferida de los jóvenes y con oleaje suficiente para la práctica de  surf.

Otro de los atractivos de Lekeitio es la pequeña isla de San Nicolas que se encuentra enfrente de la localidad y a la que se puede acceder a pié cuando la marea está baja.